Las cabinas de teléfono tienen 90 años, tras el indulto del Gobierno, cumplirán los 92. Estaba previsto que desaparecieran a partir del 1 de enero, pero el ejecutivo se ha apiadado de ellas y obliga a Telefónica a mantenerlas, para alegría de los nostálgicos.

Los móviles las condenan al desuso y los más jóvenes no saben usarlas. La cabina más antigua de Madrid, agoniza como la mayoría de las 16.000 cabinas que existen en España. Además su mantenimiento cuesta dos millones de euros al año.

La suspensión temporal de su pena de muerte es bien recibida en áreas rurales con población envejecida y problemas de cobertura. "Si hay temporal y no funciona la cobertura móvil, la única opción es el teléfono público, la cabina", explica José Fernández, alcalde de Navia de Suarma.

En pueblos que ya se han quedado sin cabina un teléfono de emergencias del 112 es el único botón que funciona ahora como salvavidas.

Mientras las cabinas se salvan in extremis, la condena se ratifica para las guías telefónicas y el servicio de consulta de números de abonado. Adiós a buscar entre las miles de hojas, a recorrer con el dedo la lista de nombres, ahora serán piezas de museo.