"Os estaba esperando",
es la frase que Miguel López pronunció cuando los agentes se personaron en su
casa y le pusieron las esposas. El yerno de María del Carmen Martínez se enteró
de su inminente detención la noche anterior por un mensaje de texto.
La Policía le seguía la
pista desde el día del asesinato de su suegra, Miguel López no tenía una
coartada sólida; cuando los agentes le preguntaron dónde había estado en las
horas del crimen, el yerno de María del Carmen no supo construir un relato
coherente. Por eso los investigadores decidieron pinchar su teléfono.
La viuda del expresidente
de la Caja de Ahorros del Mediterráneo fue asesinada de dos disparos en la cabeza
con una pistola con las balas trucadas. El asesino usó proyectiles de 9
milímetros para un revólver de calibre 38, un tipo de arma habitual en tiro
olímpico. Una modalidad que Miguel López practicaba y dominaba a la perfección.
La familia Sala-Martínez
estaba dividida por el reparto desigual que María del Carmen había hecho de la
herencia y del poder en los negocios. "En los
últimos años se va tomando la decisión que es todo el poder para el hijo varón,
en esa línea se cambia el testamento", explica Luis Rendueles, subdirector de
Interviú.
Durante su
interrogatorio, los agentes tratarán de averiguar el grado de implicación de su
mujer, la hija pequeña de María del Carmen y si Miguel López actuó por venganza.