El 3 de enero, Rebeca Alexandra fue asesinada en Laredo, en Cantabria. Fue la primera víctima de la violencia machista de 2019. Solo nueve días más tarde, Leonor Muñoz murió acuchillada por su expareja. El 15 de enero, una mujer de 95 años murió tras la paliza que le propinó su marido.

Dos días más tarde, en Zaragoza, murió asesinada Rebeca. Rosa fue víctima de la agresión de su marido el 26 de enero en Sevilla. Y la última víctima ha sido Kelly, una menor de edad asesinada en Reus por su pareja.

Ninguno de los seis presuntos asesinos había sido denunciado. "El 99,99% de las ocasiones en las cuales no se produce una denuncia es, simplemente, por temor. Por miedo a que se produzca una represalia mayor" explica María Jesús Barreñada, presidenta ARE-2 abogados.

Sin embargo, los últimos datos demuestran que el número de denuncias aumenta cada año entre un 17 y un 20%. "No significa que haya más violencia de género, sino que se denuncia más. Esto es importante, es un delito que estaba silenciado e incluso tolerado y la mujer se tiene que sentir segura y tiene que confiar en las instituciones para poder denunciar" explica María Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género.

Y es importante hacerlo porque ponerlo en manos de la justicia es la única manera de activar el mecanismo legal de protección judicial, psicológico y social. "Tiene un amparo judicial: va a tener un asesoramiento jurídico y si no tiene medios, tendrá un abogado de oficio. Va a tener un asesoramiento psicológico y también va a tener ayudas económicas. Va a tener un amparo económico para tener un piso de protección especial " asegura María Jesús Barreñada.

Porque sentirse amparadas, dicen los expertos, es clave para no temer el paso de denunciar y evitar que el número de víctimas siga aumentando.