La Universidad de Jaén estudia una valorización en cascada de la biomasa del olivar que utiliza los restos de poda del olivo y los residuos de la aceituna para obtener bioetanol, un elemento sustitutivo de la gasolina que reduce hasta un 80% la emisión de CO2.

"La biomasa del olivar puede contribuir a la reducción del efecto invernadero", afirma Ecarnación Ruiz, de la Universidad de Jaén.

Jaén es un campo de pruebas ideal para un modelo de bioeconomía basado en el olivar, con casi el 50% de la superficie de olivar de toda Andalucía.

El segundo paso es aprovechar otros componentes bioactivos derivados de la extracción del aceite aplicables en medicina o cosmética. La biomasa abastecería de energía la biorrefinería cerrando el círculo productivo.

Así serían las plantas del futuro, con un potencial sostenible y autosuficiente, que refuerza el desarrollo de empleo en zonas rurales.