Desde el aire se puede apreciar la silueta de las 180 villas levantadas en la Isla de Valdecañas, en Extremadura, convertida en urbanización de lujo. Pero ahora otra instancia judicial, el Tribunal Constitucional, ha vuelto a declararlo ilegal.

"Nos vuelven a dar la razón por tercera vez. Esta sentencia ahora reconoce que se cambió posteriormente la ley para poderlo hacer y legalizarlo", explica Chema Manzón, portavoz de Adenex y Ecologistas en Acción.

En 2005 la isla de Valdecañas mostraba un aspecto virgen, pero las obras de 2007 lo transformaron en el mayor complejo de ocio de Extremadura, con un hotel, campo de golf y una playa artificial que, sus promotores decían, se hizo respetando el entorno.

Los ecologistas, en cambio, denunciaron desde el principio la edificación. El Tribunal Superior extremeño les dio la razón en 2011 y en 2014 el Supremo ordenó su derribó.

Pero todo se ha ido demorando y cinco años después Marina Isla de Valdecañas sigue en pie dando cobijo a familias adineradas. En el pueblo más cercano no quieren oír hablar del derribo. "Han incrementado su población gracias a los puestos de trabajo, se irían a otro sitio", señala Ángel Pérez, alcalde del Berrocalejo.

La Junta de Extremadura asegura que esperarán a que tome decisión el Tribunal Superior de Extremadura, pero recuerda que su derribo costaría 130 millones de euros, 30 la demolición y 100 en indemnizaciones.