Durante los más de 17 años que ha pasado entre rejas, Guillermo Fernández Bueno completó varios programas de reinserción pero, a tener de su fuga, ninguno de ellos parece haber tenido el resultado esperado sobre el preso.

Los psicólogos forenses advierten que estos programas de reinserción social pueden no ser suficientes para asegurar que un preso no es peligroso. Critican que esos cursos recibidos también por Guillermo no garantizan que estuviera preparado para salir de prisión; de ahí la preocupación en torno a la fuga de un preso que cumplía condena por violación y asesinato. En total, 9 años por el primero de esos delitos y 26 por el segundo.

Los mismos psicólogos aseguran que las evaluaciones se basan en el seguimiento de estas formaciones pero, nunca determinan su nivel de peligrosidad.

En concreto, el preso fugado de la cárcel de El Dueso se sometió a las terapias dedicadas a los condenados por agresiones sexuales: control de impulsos, preparación para los permisos de salida... Además, en su caso concreto, hablamos de un interno de apoyo en programas de prevención de suicidios que incluso acompañaba a otros reos con enfermedades mentales.

Sus compañeros de prisión destacan su buen comportamiento y creen que podría haber salido de España con su novia y relatan que era en la localidad cántabra de Torrelavega donde disfrutaba con ella de sus salidas nocturnas.

Fuentes penitenciarias apuntan a que Guillermo Fernández huyó después de que se le denegara el tercer grado. Tampoco le resultó fácil su primer permiso de tres días: lo disfrutó en 2012 contra el criterio de la Junta de Tratamiento, que tuvo en cuenta que acumulaba dos condenas por violar a dos mujeres en Vitoria y asesinar a una de ellas.