La oruga procesionaria va una detrás de otra, de ahí su nombre. Peligrosa y convertida ya en plaga en Madrid, donde se quiere acabar con ellas.

Uno de los tratamientos contra esta oruga lo cuenta el director técnico de 'Protesins-ADMA' Control de plagas, Juan Enrique Gil, que consiste en que a través de unas bolsas con tierra puestas en el suelo hacen que la procesionaria entre "para enterrarse".

La idea del Ayuntamiento es cortar el ciclo reproductivo de la oruga y evitar que llegue al suelo. Se va a trabajar en áreas de pino y de cedros en especial incidencia en zonas infantiles y centros escolares.

La plaga ya afecta a media España: el calor, la falta de lluvias y la prohibición de tratamientos citosanitarios han contribuido a que haya más. "Seguramente motivado por este adelanto primaveral que hemos tenido", comenta el concejal de Medio ambiente de Algemesí, Pau Montalvà.

En Oleiros (Galicia) las combaten con endoterapia, inyectando al pino una sustancia que acaba con las orugas. La oruga "come una hoja envenenada y muere por inanición", explica el supervisor de parques y jardines de Oleiros, David Puñal.

Además, hay que tener en cuenta que son muy peligrosas, no hay que tocarlas, ya que pueden provocar urticaria, intoxicaciones y pueden llegar a ser mortales para los animales.

En Barcelona gracias a un tratamiento natural con un bacilo que se come a los gusanos, no hay rastro de esta oruga.