A Irune le retiraron la custodia de su hija porque su exmarido alegó que la niña padecía el presunto 'síndrome de alienación parental'. Presunto porque no hay avales científicos que certifiquen su existencia e, incluso, el Consejo General del Poder Judicial -el órgano de gobierno de los jueces- ha desaconsejado emplearlo como argumento jurídico.

Ella denuncia que se la arrancaron de los brazos. "Yo abracé a mi hija y, bueno... Por suerte no le dije 'ahora vengo', porque no la volví a ver", asegura.

La custodia era compartida con su expareja hasta que ella lo demandó porque, presuntamente, la niña sufría malos tratos. Al final, el caso acabó en la Diputación de Bizkaia y los servicios sociales le retiraron la tutela, sin previo aviso y con presencia policial: "Acabé amoratada, oía a mi hija cada vez mas lejos... 'amatxu, amatxu'".

Irune está esperando el juicio que sentará en el banquillo a los que le quitaron la custodia de su hija alegando un síndrome inexistente: "Esto es una auténtica tortura institucional".

La ONU ha pedido explicaciones por el empleo de este precepto legal. Algunos jueces experimentados en violencia de género, como es el caso de Auxiliadora Díaz, que asegura que hay que escuchar a los menores: "Lo que manifiestan es lo que desean y quieren".

En su experiencia, ha tratado con numerosos casos de custodia, pero en uno de ellos se le quedó grabado lo que le preguntó el niño. "Oiga, usted pone una orden de alejamiento a mi padre, ¿a mí por qué me obliga a ir al punto de encuentro?".

Esto es algo que la futura Ley de Infancia quiere evitar: los jueces tendrán que suspender el régimen de visitas a los maltratadores.

Pero Auxiliadora Díaz lo tiene claro: "Todavía me siguen cuestionando, cuando suspendo visitas, que un maltratador puede ser un buen padre. Y bajo ningún concepto lo es".