Hoy la Policía custodia el piso que ha quedado totalmente destrozado y los vecinos se preguntan si se podría haber evitado porque existían denuncias previas contra el presunto autor. "Cada dos por tres venía y le amenazaba y le pegaba", explica una vecina.

Esta misma semana un juez le impuso una orden de alejamiento que le impedía acercarse a menos de 500 metros de la víctima. Estaban divorciados, pero él se presentó varias veces en su casa. En una ocasión le agredió y le provocó lesiones de las que tardó cinco días en recuperarse. En otra, le amenazó de muerte.

Sin embargo, estos hechos, sin antecedentes conocidos, se calificaron como leves. Por eso, ni los Mossos ni la Policía local consideraron necesario ponerle vigilancia ni a la víctima, ni al agresor.

Ella se encuentra grave y podría haber muerto en el acto si uno de sus vecinos no la hubiera sacado antes incluso de la llegada de los Bomberos. "Cuando llegué, a tres o cuatro metros, él me vio y salió corriendo", ha explicado Younnes Talha, vecino de la víctima.

El huyó campo a través hasta un polígono industrial donde se atrincheró durante casi cinco horas mientras el negociador de los Mossos intentaba convencerle de que bajara. "Nosotros hemos venido de lejos para escucharte y ayudarte a afrontar esta situación", le decía.

Él continúa detenido en dependencias policiales, a la espera de pasar a disposición judicial.

Desde Marcha Mundial de Mujeres, Pilar Estévez, denuncia que "no puede ser que se minimice el riesgo de una mujer y pueda estar pasando una situación peor de la que está pasando".

Ante un caso de violencia machista, las autoridades deben analizar el nivel de riesgo y en base a eso deciden tomar o no medidas extraordinarias. En este caso no consideraron que el nivel de riesgo fuera alto.

Ahora, la víctima permanece ingresada en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona con quemaduras de tercer grado en el 60% de su cuerpo.