El cuerpo de ciberdelicuencia de la Policía Nacional rastrea en la red buscando residuos, los errores que los cibercriminales han dejado por el camino. Crear un perfil falso en Internet es fácil pero siempre deja rastro.

"En principio parece ser anónimo pero no lo es. Ese perfil lleva aparejado unas conexiones, unos mensajes, unas direcciones IP, que nos van a llevar a una persona y a un domicilio", apunta el jefe de la sección de la Unidad Central de Ciberdelincuencia, Roberto Fernández.

La huella digital refleja toda la actividad realizada en Internet: "Una carta física con unas amenazas escritas deja menos rastro que unas amenazas cometidas en redes sociales".

Porque detrás de esos perfiles falsos se esconden, "multitud de depredadores sexuales de niños en Internet", asegura el subdirector del Grupo Segundo de Protección al Menor, José María Martín.

Depredadores sexuales disfrazados de amigos. "Los niños que dicen 'tengo 2.000 amigos en Facebook. No tienes 2000 amigos en Facebook, ¿cuántos conoces? ¿a 25? El resto son desconocidos, muchos de esos son depredadores sexuales que no tienen ninguna prisa en ganar la confianza de esos niños y pedir una imagen íntima en un momento determinado", explica el subdirector el subdirector del Grupo Segundo de Protección al Menor.

Una imagen íntima que lleva al menor a un bucle de extorsión cada vez más duro. Las imágenes son analizadas al mílimetro por las unidades de ciberpatrullaje. Su objetivo es localizar a la víctima.

"Porque si localizas la victima, localizas al autor", asegura el subdirector, José María Martín. Para facilitar el rastreo y llegar al objetivo, desde la unidad de ciberdelincuencia aconsejan que ante cualquier amenaza o extorsión, guardemos el máximo de pruebas posible. Información fundamental que les permitirá desenmascarar a estos agresores que se esconden detrás de identidades falsas.