Ascensión ha cumplido el sueño de toda su vida. Hacía 35 años que buscaba a su padre, fusilado por las tropas franquistas en 1939. Durante todo este tiempo, sólo ha tenido un objetivo: "Que me entierren junto a él". Su camino no ha sido fácil. El Gobierno de Rajoy congeló las partidas para la memoria histórica.

La identificación del cuerpo de Timoteo Mendieta se ha llevado a cabo gracias a las donaciones particulares y a sus propios medios. "Tengo una casita muy pequeña, pero si la tengo que vender para ver a mi padre la vendo", llegó a decir Ascensión para mostrar la necesidad de encontrar a su padre.

En todo este proceso, la ayuda de la juez argentina Servini ha sido indispensable para que se permitieran las dos exhumaciones que han hecho falta hasta dar con los restos de su padre. "Siento mucha alegría", destacó, emocionada, cuando se enteró de que su última búsqueda tuvo el éxito esperado.

Ascensión y su familia han encontrado su descanso, pero, como señala su hija Chon Vargas, "aquí no acaba la historia. Hay que sacar a todos los demás". La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica calcula que todavía hay 113.000 civiles republicanos en cunetas y fosas comunes.