Abren el grifo y no sale nada. Es la situación de muchos pueblos pequeños del país, que multiplican su población en verano y el agua corriente no alcanza para todos. Los camiones cisterna son los únicos parches que alivian este problema.

Pueblos como Benafigos, en Castellón, viven escasez de agua de agua en verano. El único restaurante de esta localidad tiene que depender de cisternas para poder atender a sus clientes.

Este problema se agrava en los meses de julio y agosto, porque estos municipios triplican su población, y la falta de infraestructuras hace que no den abasto para atender a todos.

"A veces, no puedes ducharte porque no hay agua", ha asegurado una vecina. Ante ello, los bomberos tienen que encargarse a diario de llevar cubas de agua.

En Fuentedepiedra, Málaga, después de casi dos meses sin agua potable, el verano se ha complicado. En uno de los pocos bares del pueblo, no pueden servir los cafés, porque "el agua es muy salobre". Con casi 3.000 habitantes, en estas fechas esperan doblar, y tienen que abastecerse con camiones cisterna dos veces por semana.

Las infraestructuras de decenas de pueblos no están preparadas para el incremento de la población durante las vacaciones, y a eso se une la sequía. "Es un problema de gestión, normalmente gastamos más de lo que se nos ofrece de manera natural", ha afirmado un ecologista de la zona.

En Chillarón del Rey, Guadalajara, pasan en estas fechas de 40 habitantes a 400. Lavar la ropa una vez a la semana resulta cuanto menos difícil. Para poder hacer un uso doméstico, una docena de camiones suministra agua cuatro veces al día, y en verano se temen lo peor.

Ante el problema, los ayuntamientos han propuesto como solución la construcción de nuevos pozos, y todos coinciden en los mismo: consumo responsable.