A mediados de los años 50, José Antonio, que por entonces cumplía con el servicio militar, buscaba a quien le arreglase un pantalón. Las recomendaciones le llevaron hasta Genoveva, una joven andaluza que daba sus primeros pasos como modista. "Él fue corriendo a conocer a la modistilla, y con la modistilla se quedó hasta el 28 de febrero de 2021", cuenta Antonia Romero, hija del matrimonio.

A través de las fotos, sus cuatro hijas recuerdan cómo desde su boda, en 1956, siempre estuvieron juntos. En todos estos años, tal y como puedes ver en las imágenes que aparecen en este vídeo, la pareja viajó, se rió, bailó y hasta se disfrazó.

Sin embargo, el pasado mes de enero el COVID-19 les obligó a separarse. Primero fue José Antonio el que ingresó en el hospital, y a los pocos días lo hizo Genoveva por otros problemas de salud. "Ella fue ingresada en la habitación que estaba frente a la de mi padre y yo dije que suplicaba, que si me tenía que poner de rodillas, me ponía, pero que mis padres se tenían que reencontrar", relata Antonia Romero.

Finalmente, la mujer consiguió su objetivo de que sus padres se reencontrasen y recuerda cómo desde ese momento su madre se "despejó y empezó a estar como más despierta". Y allí, juntos de nuevo, en la habitación del hospital, siguieron planeando el futuro: querían "marcar una fecha" para reencontrarse toda la familia e ir a comer a un restaurante, tal y como recuerda la hija de ambos.

Lamentablemente, el matrimonio comenzó a empeorar al mismo tiempo. Antonia Romero, entre lágrimas, recuerda el día en el que fallecieron: "Tenía la necesidad de quedarme con ellos; nunca me imaginé que aquella noche sería la última".

Las enfermeras decían de ellos que eran como Romeo y Julieta. Y es que José Antonio y Genoveva habían pasado 65 años juntos y así es como habían soñado marcharse algún día. "Mi madre siempre decía la misma frase mi madre, con ese desparpajo andaluz que tenía: 'Nosotros, que nos vayamos a dormir los dos juntitos, cerremos los ojos y cogiditos de la mano'", cuenta Romero

Así, Genoveva falleció el 28 de febrero a la 1:40 horas y, solo diez minutos después lo hizo José Antonio. Ocurrió como lo planearon para, de algún modo, poder seguir haciendo lo que más les gustaba: estar juntos.