La principal preocupación de los cuidadores y cuidadoras de personas mayores o dependientes, tanto en residencias como en domicilios, es contagiar a uno de los pacientes, como es el caso de José Codina, que cuida a su madre con Alzheimer.

Con la llegada del coronavirus, el temor a poder contagiarla, dice, comenzó a ser cada vez mayor: "Tienes miedo de que vayas al supermercado, te puedas contagiar y contagies al paciente", afirma Codina, cuidador y técnico de emergencias sanitarias.

Estos trabajadores, cuya profesión es de vital importancia, vuelven a sentirse desprotegidos en plena segunda ola de la pandemia. "Durante todo este tiempo de pandemia hemos tenido muchas bajas, ha habido alrededor de un 30% de bajas en todas las plantillas", señala Pilar Ramos, presidenta de AMADE y vicepresidenta de CEAPS.

Queremos que se nos valore igual que los compañeros de un hospital"

Belén, auxiliar de enfermería de una residencia

Para evitar que esos datos se repitan, piden que se les reconozca como personal de riesgo: "Queremos que se considere nuestro trabajo y se nos valore igual que los compañeros de un hospital", reclama Belén Sánchez, auxiliar de enfermería en la residencia 'El Casar'.

Sus compañeros celadores ya lo han conseguido, como David Santos, administrador de la plataforma 'Reconocimiento del Celador Ya', quien manifiesta: "Al dejar de ser considerados personal de bajo riesgo, nuestra vida ya no va a estar tan en peligro como lo ha estado".

Reclaman mejores condiciones laborales

Otro de los objetivos de los cuidadores es que se mejoren sus condiciones laborales: "Queremos que el salario base sea más alto porque hacemos funciones realmente importantes", defiende Gema Calvo, auxiliar de enfermería de la residencia 'El Casar'.

Por su parte, Pilar Masero, auxiliar de enfermería de la residencia 'El Casar', pide "mejoras salariales, librar más y estar más tiempo con la familia".

Con la pandemia llegan a trabajar hasta 14 horas diarias"

Gracia Álvarez, UGT

Y es que desde los sindicatos denuncian que los cuidadores soportan una gran responsabilidad, pero que su profesión está infravalorada. "Antes de la pandemia tenían un salario que no llegaba a los 1.000 euros al mes y trabajaban largas jornadas laborales. Ahora, con la pandemia, están doblando turnos y llegan a trabajar 12 horas y hasta 14 horas diarias", denuncia Gracia Álvarez, del área de Salud, Servicios Sociosanitarios y Dependencia de la UGT.

Solo así, dicen, con mejores condiciones, más seguridad y mayor protección legal se podría mejorar la calidad de un trabajo que resulta vital en la lucha contra el coronavirus.