Una mujer con gran dependencia denuncia la imposibilidad de obtener plaza en una residencia y el desamparo de los pacientes como ella ante esta situación. "No puedo hacer nada por mí misma, únicamente muevo la cabeza", explica Wendy Martín, diagnosticada desde hace casi 25 años con esclerosis múltiple.
En 2016 solicitó por primera vez una residencia temporal para que su cuidadora, a la que ella misma paga, pudiera descansar. "Llamamos y nos comunicaron que no había plazas", cuenta.
La falta de opciones le preocupa, sobre todo, por si "surge algo de emergencia o se te va la persona de la noche a la mañana", algo que a ella ya le ha ocurrido. "Entonces, ¿qué haces?", pregunta, "te ves totalmente desamparada".
La situación de Wendy, que ya ha pedido una residencia permanente por el avance de su enfermedad, es tristemente habitual.
Según explica Nuria Corral, de la Asociación de Esclerosis Múltiple, "cuando hablamos de recurso residencial, la lista de espera es de años". "Puede tardar porque están dependiendo de bajas por fallecimiento o que una persona renuncie a la plaza", detalla.
Lo mismo les ocurrió a Ángel Hernández y su mujer, María José Carrasco, a la que Ángel ayudó a morir después de décadas de enfermedad. "Pedimos una residencia temporal para que ingresaran a mi mujer para que yo me pudiera operar y nos la denegaron", contaba en Al Rojo Vivo.
La Comunidad de Madrid lo niega, ya que aseguran que se le ofrecieron varias opciones y las rechazó. Asimismo, argumentan que son muchos los factores que influyen para otorgar una plaza, y que por eso ellos no hablan de "listas de espera".
"Al Gobierno se le llena mucho la boca de palabra", critica por su parte Wendy, que reclama que lo que quieren los pacientes "son hechos" y ser ellos quienes decidan si quieren seguir adelante o no con su vida.
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