Ninguno llevaba barba, es una de las normas de los manuales para yihadistas . Y si se tiene, hay que afeitarla al menos dos semanas antes del atentado. El objetivo: integrarse en la sociedad y no levantar sospechas.

Además de evitar la barba frondosa, los manuales advierten: que no se note la marca del rezo en la frente. Los miembros de la célula apenas pisaban la mezquita de Ripoll e incluso alguno estaba apuntado y no la pagaba.

Alexandra Gil, autora de 'En el vientre de la Yihad', asegura que "estaban aplicando todo el disimulo porque alguno había dejado de ir a la mezquita".

Otra coincidencia es que aparentaban ser chicos normales amantes del deporte. Como dicen los manuales, hay que mimetizarse con las costumbres de la sociedad contra la quieres atentar. Ellos, incluso hablaban perfecto catalán.

Por supuesto, evitar cualquier tipo de conflicto con los vecinos. Los manuales son claros: respeto y educación para pasar desapercibido. "En ningún momento han causado problemas, al revés, por aquí hay gente que ha causado más problemas y estos han pasado desapercibido", ha dicho un vecino.

Aparte, el manual del yihadista aconseja vestir con ropa occidental. El reloj, mejor en la mano izquierda: en la derecha es sinónimo de ser religioso. Los perfumes, mejor de alcohol como los occidentales. No los de aceite, usados por los musulmanes. Este tipo de manuales para yihadistas aparecieron en los 90. Algunos incluso describen cómo atentar.