A Imran lo atacaron en plena calle, cuando estaba repartiendo pedidos. A Resham le lanzaron el ácido desde la ventana de su coche. Isobella fue atacada mientras estaba de fiesta en una discoteca.

Son tres de los 1.800 casos que se han producido en Londres desde el año 2010. Una cifra que asusta a ciudadanos y autoridades. Los ataques han subido de una forma desproporcionada: en 2012 se registraron 162 casos. En 2016, 454.

Los últimos se produjeron el pasado jueves. Cinco en solo 90 minutos. El objetivo de los agresores en al menos dos de los casos era robar los ciclomotores de las víctimas. Según las autoridades, quienes comenten estos ataques son bandas callejeras criminales, y el motivo suele ser el robo, aunque también han detectado ataques por ajustes de cuentas y por los llamados crímenes de honor.

La ventaja de usar ácido en lugar de cuchillos es clara: la gran mayoría de los casos nunca llega a juicio y los agresores lo saben. Este aumento de casos convierte a Reino Unido en el lugar con más ataques con ácido per cápita del mundo. Urge una solución y por eso el tema ha llegado ya en la Cámara de los Comunes.