El día que Claudio Lama abrió los ojos tenía a su alrededor un mar de sanitarios festejando su salida de la UCI tras 35 días en ella, corría por entonces el marzo más triste que recordará la humanidad.

Ahora la resaca del virus aún le deja cicatrices físicas, pero también una vida marcada por el temor a recordar lo que sufrió: "Yo si no es necesario no salgo", ha reconocido.

Claudio pertenece al club de los primerizos del coronavirus, como Tomás Calvo, que asegura que cuando iba camino de la UCI se preguntaba si volvería a ver a sus dos hijos. "Te entra el líquido blanco de la anestesia y ahí está el despertar o no despertar".

A María del Carmen Contreras le hicieron en su barrio de Sevilla un recibimiento a la vuelta del hospital que conmovió a toda España. Tal y como se puede ver en el vídeo principal de esta noticia, caminaba despacio por la emoción, pero también porque volvía con un pulmón afectado.

Han pasado nueve meses y ellos, que conocen bien al enemigo, tienen claro que se retendrán estas fiestas, como todos los días.

Y es que cuando ven los comportamientos irresponsables afirman tener los pelos de punta. "Mi extubación la grabaron, y a alguno le ponía yo esa imagen", ha explicado Tomás, que cree que a estas alturas ya no hay excusa.