La pequeña Killie Bender nació en Arizona tras 25 semanas de gestación. Su peso no superaba los 350 gramos, y medía alrededor de 26 centímetros.

La menor ha estado 150 días en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital St. Joseph's, donde han conseguido estabilizarla. Tras cinco meses, Kallie ha salido del hospital con más de tres kilos de peso.

Kallie había llegado al mundo con el peso de una lata y el tamaño de una Barbie, tal y como ha ejemplificado 'Daily Mail', todo tras un embarazo de alto riesgo por la presión arterial de su madre.

Además, el obstetra informó a los padres de la recién nacida de que el feto no se estaba desarrollando al ritmo que debía cuando llevaban 21 semanas de gestación. La causa residía en que el flujo sanguíneo de la madre se reuducía en la placenta y el feto no obtenía todos los nutrientes necesarios.

Por ello, los médicos optaron por provocar el parto para salvar la vida de la pequeña. Durante los cinco meses en los que ha estado ingresada, Kallie ha estado conectada a un oscilador hasta que sus pulmones se formasen correctamente, e incluso fue sometida a una operación. Ahora, ha sido dada de alta.

En Estados Unidos uno de cada 10 bebés nace de forma prematura, y ésta es la primera causa de mortalidad infantil.