El agente de la Policía de Chicago Jason Van Dyke, acusado del asesinato en 2014 de Laquan McDonald, declaró que su objetivo al descargar su arma contra el adolescente afroamericano de 17 años era el cuchillo que blandía.

"Aun caído en el suelo, con la mirada perdida y un rostro inexpresivo, él no soltó el cuchillo, a pesar de que yo le grité que lo arrojara", dijo al testificar en el juicio.

Al ser interrogado por la fiscal, Van Dyke, de 40 años, reiteró que "quería eliminar la amenaza del cuchillo". "Le grité varias veces que se detuviera y que dejara caer el cuchillo, pero no lo hizo", afirmó.

McDonald recibió 16 disparos del agente, algunos de ellos por la espalda, en un episodio ocurrido hace cuatro años que ha tenido repercusiones políticas.

El alcalde Rahm Emanuel fue acusado de encubrir a la Policía al retener durante más de un año la divulgación del vídeo que mostraba la muerte de McDonald, acribillado cuando se resistía al arresto.

Van Dyke afronta seis cargos de homicidio en primer grado, 16 de agresión agravada y un cargo de mala conducta en el puesto.