"Sé que no me van a poder perdonar", ha afirmado en la primera jornada del juicio al que se enfrenta el acusado de un asesinato con alevosía por el que le piden entre 20 y 25 años de cárcel.

El joven ha reconocido ser el autor de la muerte de su vecina, una universitaria de 27 años, y ha dicho estar arrepentido de lo sucedido, pero ha insistido en que no pretendió acabar con su vida.

En esa línea, la abogada defensora ha sostenido que el encausado actuó influido por una adicción a los videojuegos y por una personalidad introvertida que le llevaron a confundir las luchas que libraba en la pantalla y la vida real,.

Su versión ha sido rechazada por el fiscal, que ha asegurado que el enjuiciado "quería matar" a la chica cuando acudió a la vivienda que ocupaba en el piso de arriba del suyo y, de hecho, procedió con alevosía porque, según él, le ocultó la cizalla que llevaba para que le abriera la puerta.

La circunstancia de que abandonara la escena "consciente de que deja a una persona en una situación de dolor muy alto" y volviera a su casa, una planta más abajo, para limpiarse de sangre y cambiarse de ropa mientras "sabe que su vecina está agonizando" confirman, según las tesis del acusador particular, que hubo ensañamiento, incluso pese a que el fiscal considera que no se produjo.

El portavoz de la acusación pública sí ha dejado patente, en todo caso, su parecer de que "un hecho tan grave como este debe tener respuesta", y que esa respuesta ha de ser que se le condene a 20 años de cárcel por un presunto asesinato con alevosía, así como a pagar una indemnización de 100.000 euros a cada uno de los padres de su víctima y otra de 50.000 euros a su hermana. Y ha pedido a los miembros de un tribunal jurado que se ha constituido para juzgarle que no tengan en cuenta que el encausado es "un joven con aspecto inofensivo".