Una joven estudiante de Carolina del Norte, Estados Unidos, llevaba meses sospechando que algo extraño ocurría en su habitación. A la joven le desaparecía ropa, y la existencia de algunas huellas en el cristal de su baño llegaban a preocuparle. Maddie incluso llegó a comentarles a sus amigas que pensaba se podía tratar de un fantasma.

"Oía ruidos en mi armario. Sonaba como un mapache", declaró la joven, por lo que un día decidió preguntar si había alguien dentro, entonces una voz masculina le respondió: "Oh, mi nombre es Drew".

La joven, preocupada, preguntó si quería hacerla algo y el lo negó; por lo que abrió la puerta y encontró a Andrew Swofford, un hombre de 30 años que llevaba meses ocupando el armario de su habitación.

"Se probó mi sombrero, fue al baño, se miró en el espejo y me dijo: "eres muy bonita, ¿puedo darte un abrazo?"", declaró Meddie. Posteriormente llamó a su pareja que, cuando se presentó en el domicilio, provocó la huida del acusado.

Andrew Swofford le robaba prendas de ropa y utilizaba su baño cuando la joven no se encontraba en casa. El acusado ha ingresado en prisión bajo fianza de 23.000 euros por 14 delitos, a los que se le unen otros cargos anteriores por hurto y robo de identidad.