Alex Causton-Ronaldson, un joven británico de 27 años, se presentó a los castings de un programa de citas y tras ser seleccionado para tener una cena con otro candidato sólo le quedaba pasar el simple trámite de una test psicológico, una conversación con una profesional que debe ser estrictamente confidencial ya que se tratan datos relativos a la salud del paciente.

Todo transcurría con normalidad hasta que la psicoterapeuta le pregúnto si tomaba algún tipo de medicación, a lo que el joven respondió con normalidad que tomaba Altegavir y Truvada, unos medicamentos antirretrovirales que dejan indetectable la presencia del virus VIH en sangre y evitan en muchos casos el contagio.

Tras la charla, supuestamente confidencia, los responsables del programa le dijeron a Causton-Ronaldson que debía explicarle su situación médica al chico con el que iba a tener la cita. Fue entonces cuando el joven pidió explicaciones por vulnerar su intimidad, pero, según cuenta, la productora le siguió "presionando" y haciéndole "chantaje emocional" para que accediera.

Finalmente el programa decidió respetar la decisión de Alex de no contar su historial médico en televisión, pero su derecho a la intimidad ya se había vulnerado por la responsable del examen.

Desde la cadena de televisión niegan que lo ocurrido sea cierto pero un trabajador del canal ha corroborado la versión de Causton- Ronaldson.