"Seré liberada porque mi sufrimiento es insoportable", así anunciaba Noa Pothoven, una menor de 17 años residente en la localidad holandesa de Arnhem, que iba a morir en "un plazo máximo de 10 días".
Noa había compartido su terrible experiencia en una biografía titulada 'Winnen of leren' (Ganar o aprender) en la que contaba que habían abusado de ella en varias ocasiones. Según cuenta 'The Sun', los primeros dos incidentes fueron abusos sexuales cuando asistía a fiestas infantiles a los 11 y 12 años y el tercer incidente se produjo cuando fue violada por dos hombres cuando tenía 14 años.
La joven ocultó estos ataques por "miedo y vergüenza" y comenzó a sufrir estrés postraumático, depresión y anorexia debido al trauma que le causaron las agresiones. Uno de los objetivos de su libro era intentar concienciar a su país de lo importante que es crear instituciones dedicadas a menores con estos problemas para que puedan superarlos de la mejor manera posible.
En la última etapa de su vida, había sido ingresada en tres instituciones de atención a menores, pero según denunció su madre, la niña debía estar "en un centro psiquiátrico, pero hay una larga lista de espera" en Holanda.
Hace años acudió a una clínica para pedir someterse a la eutanasia, y pese a que en un primer momento rechazaron su petición porque era "demasiado joven", su hermana ha confirmado su muerte en un suicidio asistido rodeada de su familia.
"Piensan que soy muy joven. Creen que debo terminar el tratamiento psicológico y esperar a que mi cerebro esté completamente desarrollado. Eso no pasará hasta que tenga 21 años. Estoy destrozada porque no puedo esperar tanto. Revivo el miedo y el dolor a diario. Siento que mi cuerpo está aún sucio", escribió en su biografía.
No está claro si esta joven murió con asistencia de sus padres o logró que los doctores autorizaran un proceso de eutanasia, en el que le fuera aplicada una inyección letal con supervisión médica justificada en "un dolor insuperable". Generalmente, el comité que vigila la aplicación de eutanasia nunca confirma casos individuales por respeto a la privacidad de los pacientes.
Días antes, la joven había compartido un mensaje en Instagram en el que dejaba claro que esta decisión no era impulsiva. "Tras años de luchar y pelear, estoy agotada. He dejado de comer y beber por un tiempo y, después de muchas discusiones y evaluaciones, van a dejarme ir porque mi sufrimiento es insoportable".
"Respiro, pero ya no vivo", continuaba en su escrito la joven, que finalizaba su escrito pidiendo a sus amigos y familiares que no intentaran convencerla de cambiar su opinión porque "en este caso, el amor es dejar ir".
Una polémica a todos los niveles
La muerte de Noa sacude a la opinión pública a todos los niveles. El caso toca de cerca a círculos mediáticos, sociales y políticos. Lisa Westerweld, diputada verde en Holanda al tanto de la historia de la joven, ya mantuvo una reunión con ella tiempo atrás y volvió a visitarla para despedirse de ella el pasado viernes 31 de mayo.
"Verla de nuevo fue algo agradable, aunque también irreal. Era increíblemente fuerte y abierta. Jamás la olvidaré. Continuaré su lucha", aseguraba la diputada holandesa tras su último encuentro con la joven Noa.
La eutanasia es una práctica legal desde 2001 en Holanda, país que practica alrededor de 20 eutanasias al día.
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