Vivo, de milagro
José Luis fue al hospital por una costilla rota y ocho meses después descubrió que tenía leucemia
Los detalles Nadie le dijo que su bazo estaba inflamado, no le derivaron a un especialista y pasó meses sin seguimiento ni pruebas; solo al regresar a urgencias por otra causa finalmente le confirmaron la enfermedad.

Resumen IA supervisado
José Luis Vico acudió al Hospital Virgen de las Nieves en Granada por una costilla rota, pero la radiografía reveló un bazo inflamado. Sin embargo, no fue informado ni derivado a un especialista, y salió del hospital solo con calmantes. Ocho meses después, al regresar por otro motivo, descubrieron que tenía leucemia mieloide crónica, un diagnóstico tardío que llegó cuando la enfermedad ya había avanzado. Aunque ahora está en tratamiento, José Luis lamenta que su caso no se detectara antes y espera que su experiencia evite que otros sufran retrasos similares. La Consejería de Sanidad de Andalucía sostiene que no siempre una inflamación del bazo indica algo grave.
* Resumen supervisado por periodistas.
Cuando José Luis Vico fue al Hospital Virgen de las Nieves en Granada por una costilla rota, nunca imaginó que aquel dolor sería el inicio de una pesadilla médica que duraría ocho meses. En la radiografía, los médicos vieron algo extraño: su bazo estaba inflamado, más grande de lo normal. Pero nadie se lo dijo. Nadie le citó para más pruebas, nadie le derivó a un especialistas. Salió de urgencias con calmantes y una sensación de alivio que, en realidad, ocultaba un riesgo grave. "Me mandan a mi casa con medicamentos para el dolor y ya. No me llaman ni me dicen nada", cuenta José Luis, todavía indignado.
Durante meses no supo nada. Revisiones rutinarias, llamadas que nunca llegaron, preocupaciones que crecían en silencio. Hasta que, ocho meses después, volvió al hospital por otro motivo. Esta vez no le dejaron marcharse. "El médico me dice: 'Te tenemos que hacer análisis'. Y yo le dijo: 'Pero si he venido por otra cosa'. Me responden: 'Hemos visto en esta radiografía que puede ser que haya algo'."
Ese 'algo' era leucemia mieloide crónica. Un diagnóstico que llegó demasiado tarde, cuando la enfermedad ya había avanzado, y que dejó a José Luis desconcertado y vulnerable. "No me avisaron y dieron lugar a un estado avanzado. Tuve suerte de responder al tratamiento. No estoy hablando con usted por casualidad", dice, recordando la incertidumbre de esos meses.
Lo más frustrante, añade, fue darse cuenta de que su caso se podría haber detectado antes. "Dijeron que había que haberlo mirado, pero como no había ido a urgencias a hablar de la radiografía, no se había movido nada".
Ahora, en tratamiento y con la enfermedad controlada, José Luis tiene un mensaje claro: "Yo lo que quiero es que esto no le pase a nadie más".
Desde la Consejería de Sanidad de Andalucía defienden que una inflamación del bazo no siempre indica algo grave y que la leucemia se diagnostica mediante análisis específicos cuando aparecen síntomas compatibles.
Pero para José Luis, esas explicaciones llegan tarde. Su historia se suma a la de otros pacientes que denuncian retrasos graves en diagnósticos vitales, desde cribados de cáncer de mama hasta enfermedades hematológicas. Ocho meses esperando un diagnóstico, una enfermedad avanzada y un alivio que llega por pura suerte: su experiencia deja claro que a veces, la espera en el hospital puede ser más peligrosa que la enfermedad misma.
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