El jabalí ha experimentado una espectacular expansión demográfica en las últimas décadas: cada vez hay más y cada vez se acercan más a zonas pobladas.

Y es que los humanos invadimos su hábitat al construir urbanizaciones cada vez más cerca, por lo que ellos acaban entrando en el nuestro. Además, conseguir comida en las zonas urbanas les resulta más fácil que hacerlo en el monte.

"Las urbanizaciones han salido de los pueblos y han empezado a ocupar los encinares y las zonas habituales de actividad de los jabalíes", confirma el biólogo Paco García, tras encontrar indicios de la presencia de una familia de esta especie "a menos de 20 metros de construcciones humanas".

"Tienen fama de cerdos, pero son muy limpios"

"Confluimos en el mismo terreno jabalíes y humanos", añade el experto. Algo que entraña "un riesgo evidente para la salud humana: puede haber accidentes y puede haber ataques de jabalíes a personas".

Según detalla, los rastros más evidentes que dejan los jabalíes es "cómo alteran el terreno utilizando el hocico para levantar y buscar insectos, larvas o tubérculos", o bien restos de bellotas que han desenterrado para comérselas.

"Tienen fama de cerdos, pero son muy limpios", apunta el especialista, que señala que los jabalíes se bañan todos los días y "les gusta especialmente rascarse para quitarse los parásitos".

Recomendaciones

"Nunca hay que alimentar a la fauna silvestre", advierte Paco García, que explica que, si lo hacemos, generamos focos de atracción para los jabalíes, por lo que sus crías nacen en un entorno humanizado y sin miedo a la gente.

"A veces será inevitable cazarlo, otras veces habrá que hacer batidas simplemente para asustarlos", afirma el biólogo, que señala el uso de piensos aversivos y de pastores eléctricos como otros remedios contra la proliferación de estos animales. No obstante, concluye: "Tendremos que acostumbrarnos a convivir con los jabalíes".