La guerra en Ucrania iniciada por Putin ha provocado un auténtico drama humanitario cuando se cumple un mes desde el inicio de la invasión; una crisis que ha provocado que cerca de cuatro millones de personas se hayan visto obligadas a desplazarse a otros países ante el temor de ser capturados o asesinados por las tropas rusas durante los continuos ataques que se llevan registrando en múltiples puntos del país desde el pasado 24 de febrero. Pero peligran tanto la vida de las personas como la de los animales que también viven allí.
Lo sabe bien Andrea Cisternino, un exfotógrafo de 63 años que, junto a otros colaboradores, mantiene en pie -aunque con serias dificultades- un refugio con más de 400 animales cerca de Kiev y que no plantea abandonarlo ante el avance de los soldados de Putin. Así lo ha expuesto la organización Impulso Pro Animal a través de redes sociales: "Andrea Cisternino ha decidido que permanecerá al lado de sus animales y, si es necesario, morirá con ellos". Unas palabras que el propio Cisternino había pronunciado días antes, ya en plena guerra.
Tanto él como sus compañeros llevan dos días sin comida ni agua, como tampoco disponen de alimento para sus animales, según ha asegurado su esposa, Vlada Shalutko, en un mensaje difundido por los medios italianos. "Mi marido se había aprovisionado antes de que empezara la guerra, pero ahora todo ha desaparecido. Y hay 400 perros, gatos, ovejas, caballos, vacas y otros animales que alimentar", ha señalado la mujer, que ha asegurado no sabe nada de su esposo desde hace dos días, cuando le llamó para decirle que "estaba vivo. Después nada más".
Tampoco el propio Cisternino ha publicado nada a través de redes sociales en los últimos días. La idea es lograr que la Cruz Roja pueda llegar a la zona con suministros, pero para ello se necesita un difícil acuerdo entre ucranianos y rusos, por lo que Shalutko, que sí consiguió abandonar Ucrania en los primeros días del conflicto, ha apelado a la intervención del Gobierno italiano, que ya ha anunciado que sigue "con atención" el caso.
La Embajada italiana en Ucrania, que actualmente está en Leópolis, y la unidad de crisis del Ministerio de Exteriores se están movilizando para intentar ayudar al fundador del refugio, con el que ya han contactado, aunque su situación es complicada, al encontrarse en un lugar circundado por el Ejército ruso, según las mismas fuentes. El Ministerio de Exteriores, que cifra en 276 los ciudadanos italianos que aún permanecen en Ucrania, recordó que el pasado 12 de febrero lanzó su primera recomendación para que sus ciudadanos abandonaran temporalmente el país, dado el empeoramiento de la situación de seguridad.
Cisternino lleva 13 años viviendo en Ucrania, desde que fundó el refugio para los animales. El refugio, una estructura de 20.000 metros cuadrados con más de 400 animales salvados del maltrato y la cría, se encuentra en el norte de Kiev, cerca de Lyutizh, una zona actualmente bajo control militar ruso.
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