Nunca se había invertido tanto en residencias de mayores: 4.000 millones en Europa en el primer trimestre de 2021, un 38% más que la media de los últimos cinco años. España, precisamente, es uno de los países que más capital atrae.

"La inversión extranjera directa en nuestro país ha crecido de forma exponencial en los últimos cinco o seis años", explica María Romero, socia directora de economía de Afi. La rentabilidad en el sector se sitúa entre un 3,3 y un 6% y tiene un gran potencial. "La demanda de servicios de cuidados de larga duración va a crecer y por ello la oferta se está preparando", apunta Romero.

El motivo principal tras ese crecimiento en la demanda es el reto demográfico. "Es brutal. Vamos a pasar de nueve millones de personas mayores que hay ahora mismo en España a 16 millones dentro de 30 años", afirma Jesús Cubero, secretario general de la Asociación Estatal de Servicios Residenciales de la Tercera Edad (AESTE).

El INE espera que en 2050, uno de cada tres habitantes tenga más de 65 años y que en medio siglo la esperanza de vida suba tres años más. "Es necesario hacer un esfuerzo, sobre todo porque la población de personas mayores necesita ese tipo de cuidados", apunta Cubero.

Actualmente, las 5.500 residencias que existen en España, la mayoría privadas, no llegan a las 390.000 plazas ofertadas. Eso supone 4,2 plazas por cada 100 personas mayores de 65 años, sin llegar al mínimo de 5 que recomienda la OMS. Para ello, harían falta unas 74.000 adicionales. "Podríamos crear prácticamente 40.000 puestos nuevos", señala a este respecto el secretario general de AESTE, que indica que "la mayoría es empleo femenino" y "estable".

No obstante, el sector es más amplio y engloba también servicios de teleasistencia o ayuda a domicilio. La clave es invertir también en calidad, y más después de lo vivido con el coronavirus: a finales de octubre, casi 30.700 residentes habían fallecido a causa de esta enfermedad.