La exposición 'Madrid, qué bien resiste' echa la vista atrás para fundir el Madrid actual con el Madrid que sufrió de lleno la Guerra Civil. Una ciudad en la que el Metro se convirtió en refugio de cientos de personas que huían de las bombas, el mismo Metro que hoy usa la gente a diario.

La Guerra Civil dejó un inventario de edificios dañados en Madrid. El profesor de Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid Enrique Bordes explica cuál fue el grado de la barbarie: "Hemos podido contabilizar 80 años después más de 1.600 edificios afectados en distinto grado".

Hoy, sobre un mapa, esos edificios son trazos en papel convertidos en símbolo del horror y la tragedia que dejó tras de sí la Guerra Civil.

Teófila Herreruela, con casi 100 años, recuerda cómo eran los bombardeos. "Venían a bombardear por las noches y nos daba mucho miedo porque estábamos en casa y oíamos cómo se aproximaban", cuenta.

Tras las bombas, sólo quedó la destrucción. "No había restos de nada, me hubiera gustado encontrar mis libros, mis muñecas...", lamenta Herreruela.

"La ciudad estuvo sometida, podía entrar un obús por una ventana, o por una fachada", sostiene Luis de Sobrón, profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

Cuando han pasado más de 80 años, la exposición 'Madrid, qué bien resiste' junta pasado y presenta de una ciudad fundida con el paso del tiempo.