El mundo quedó conmocionado en 1962 con su huída: Franck Morris y los hermanos John y Clarence Anflin consiguieron escapar de la prisión de Alcatraz, en California, EEUU. La cárcel, aislada por más de dos kilómetros de agua bañada por tiburones, era considerada una trampa mortal para aquellos que intentaran escapar. Por eso, durante su funcionamiento entre 1934 y 1963, Alcatraz fue considerada la prisión más segura de América.
Siempre se defendió que nadie fue capaz de escapar con vida de ella y que los tres presos murieron en el mar, pero lo cierto es que nunca se logró confirmar esa teoría más allá de que se encontraron algunos huesos en la orilla de San Francisco en el año 1963, aunque luego se demostró que no pertenecían a ninguno de los fugados. De hecho, nuevas investigaciones apuntan a que al menos dos de ellos pudieron llegar con vida a la orilla.
Para huir los reos pusieron en marcha un plan de acción: excavaron un túnel desde sus habitaciones hasta un pasadizo con cucharas de café. También construyeron una balsa con los chalecos de al menos 50 agentes a los que se los fueron robando y así consiguieron alzarse al mar.
Nunca más se supo de ellos, aunque siempre floreció la duda sobre el destino de Franck Morris y los hermanos Anflin. Sobre estos últimos aún más: en 2015 la tía de ambos recibió una felicitación de Navidad cuya letra era, según los expertos, la de los reos fugados. Sí bien es cierto que no se supo fechar. También les llegó una fotografía en la que, presuntamente, se podía ver a John y Clerence en Brasil 13 años después de su desaparición, en el 1975.
Ahora el científico jefe de Inteligencia Artifical en Identv, Mark Hughes, ha aportado luz a la investigación mediante la creación de una huella facial de los hermanos Anglin. Se basa en el análisis de decenas de fotografías de los fugados que, en conjunto, han conseguido crear un patrón único de sus rasgos faciales, creando un instrumento "similar al funcionamiento de las huellas digitales de la policía".
La huella facial ha confirmado que en la fotografía que recibió la tía de los presos se encuentran John y Clarence Anglin, lo que conllevaría que consiguieron huir con vida. Ahora los hermanos tendrían 89 y 88 años, pero la duda sigue viva: "A menos que se obtengan las pruebas de ADN siempre habrá espacio para el misterio", ha sentenciado el investigador en una entrevista en la revista 'Campaign'.
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