El pueblo de Campillos permanece profundamente conmocionado, y han decretado dos días de luto oficial por la muerte de la pequeña Leonor, presuntamente a manos de su padre. Sobre los vecinos pesa el sentimiento de que esta tragedia pudo haberse evitado si la pequeña no hubiese pasado las vacaciones con su padre o si se hubiese estipulado un régimen de visitas determinado.

Diego G.P. ya había sido condenado por el Juzgado Mixto número 3 de Antequera (Málaga) por violencia machista contra la mujer a seis meses de prisión y con prohibición de acercamiento y comunicación hacia ella durante dos años, sin embargo, la pena estaba suspendida.

A pesar de que se encontraba en trámites de separación, no constaban medidas de alejamiento de su hija, precisamente el punto que más reclamaciones atrae de los grupos de mujeres maltratadas, que exigen que deje de tratarse este tipo de separaciones como las demás, ya que, defienden, requieren un régimen de visitas diferente.

La pequeña, que vivía en Mataró (Barcelona) con su madre, había estado pasando las vacaciones de Semana Santa con su padre en la vivienda unifamiliar de dos plantas de la calle Claveles de la barriada Las Flores que poseían.

Los cuerpos del padre y su hija fueron encontrados por un cuñado de éste, que iba a recoger a la menor para llevarla a la estación para que regresará con su madre. Al entrar en la vivienda, encontró al padre ahorcado en las escaleras y a la menor sobre una cama con espuma en la boca.

Según el informe preliminar de los investigadores, el cadáver de la pequeña no presentaba signos de violencia aparentes, por lo que habrá que esperar a la autopsia, que se celebrará este martes en el Instituto de Medicina Legal de Málaga, para determinar con seguridad la causa de la muerte.