María Luisa Martín Sanz regenta un hotel en Chinchón y a tan sólo un un kilómetro y medio de su negocio se está construyendo al aire libre una planta de compostaje. "Estamos como muy asustados porque yo creo que nos va a afectar muchísimo", comenta.

Chinchón levanta el hacha de guerra contra la fábrica de fertilizantes situada a tan sólo tres kilómetros de la plaza mayor. "Estamos muy preocupados y todos intentando dejarnos la piel y tomar todas las medidas posibles para que esto no salga adelante", asegura Miriam Hernández, presidenta de la Asociación de Turismo de Chinchón.

Aunque está en la frontera, los terrenos pertenecen a Villaconejos y su alcalde, Adolfo Pacheco, señala que cumple con la normativa de medio ambiente. Además promete que no emanará olores.

Pero el expediente de la empresa EDAFO que gestionará la planta certifica que sólo el 30% serán ramajes, el resto, residuos orgánicos y lodos de fosas sépticas. "Siempre se ha vendido que era algo solamente de ramajes y en el proyecto estaba perfectamente definido que no es de ramajes" asevera Francisco Javier Martínez, Alcalde de Chinchón.

Indignados los vecinos ya han salido varias veces a la calle para mostrar su rechazo. "Somos chinchonetes y nos gusta Chinchón y defendemos lo nuestro", asegura Miriam Hernández, presidenta de la Asociación de Turismo de Chinchón. Además, se han organizado en las redes sociales.

"Desde un punto de vista legal llegaremos hasta donde podamos llegar", afirma Félix Ruiz, Presidente de No a la Planta de Compostaje.

Muchos vecinos aseguran que están más unidos que nunca para lograr su objetivo, que Chinchón destaque por su turismo y no por su olor.