El incendio que quema Gran Canaria podría considerarse ya de sexta generación, algo que aún no habíamos visto en España.

Estos incendios son más rápidos y agresivos. El fuego supera una velocidad de 4.000 hectáreas por hora, entre seis y 12 veces la velocidad de un incendio normal.

La masa de combustible es tan grande que el fuego modifica las condiciones meteorológicas, crea remolinos y tormentas. Además, como ocurre con el de Canarias, superan la capacidad de extinción.

"Es un incendio extraordinario, con un perímetro altísimo y muy difícil para trabajar. Es el incendio hasta ahora más importante que ha tenido este año nuestro país", explica el presidente de Canarias Ángel Víctor Torres.

Hasta ahora teníamos tres ejemplos: California en 2018 quemó más de 500.000 hectáreas y mató a casi un centenar de personas; Portugal en 2017 también ardió en sexta generación, dejando 64 muertos y medio millón de hectáreas calcinadas; Y uno más, Chile, también en 2017. Casi 600.000 quemadas y más de 3.000 damnificados.

En estos incendios de sexta generación influyen diferentes factores como el cambio climático, la despoblación del medio rural, el abandono de los montes, y también la mano del hombre. Una generación de incendios difícil de controlar y que han llegado a nuestro país.