La Policía Local de Mungia ha desmantelado una plantación de marihuana que estaba oculta en el interior de un invernadero en del municipio vizcaíno de Mungia. La operación se ha saldado con la identificación del propietario de la misma, un hombre de 54 años y vecino de la localidad, que en la actualidad se halla en calidad de investigado por un presunto delito contra la salud pública.

En un comunicado, la Policía Local de Mungia ha señalado que debido a las manifestaciones de diversas fuentes respecto a la actitud y las incautaciones menores realizadas al hijo del investigado con anterioridad, sospechaba que en la vivienda del sujeto pudiera estar realizándose algún cultivo ilegal de sustancias estupefacientes.

Así, se establecieron distintas vigilancias en la zona que culminaron con la localización de la plantación que estaba en el interior de un invernadero de grandes dimensiones, en el que se cultivaban lechugas y otras verduras, totalmente desapercibidas a simple vista.

Los agentes encargados de la investigación, considerando que la recolección de la droga pudiera ser próxima, procedieron al registro del invernadero, localizando en su interior un total de 23 plantas de marihuana en avanzado estado de maduración, y que alcanzaban una altura de entre dos y dos metros y medio, de las que pendían numerosos cogollos.

En el lugar fue localizado el propietario de la plantación, un vecino de Mungia de 54 años, y al que tras reconocer ser propietario de la plantación se le informó que resultaría investigado por un presunto delito contra la salud pública y que los hechos serían puestos en conocimiento del Juzgado de Guardia de Gernika.

Una vez realizada la incautación de las plantas de marihuana, éstas arrojaron un peso bruto de 105,365 kilogramos, y tras inventariarlas y pesarlas, serán procesadas para su remisión al laboratorio con el fin de determinar su peso neto y confirmar que se trata de marihuana.

Según la Policía Local y los agentes que han llevado la investigación, se estima que pudieran lograrse entre 7 y 8 kilogramos de cogollos secos y preparados para el consumo o transmisión a terceros, pudiendo alcanzar en el mercado negro un valor de entre 30.000 a 40.000 euros, dependiendo de la forma de distribución.

El investigado alegó que se trataba de plantas con las que hacía infusiones para aliviar los dolores de huesos. La Policía Local ha advertido que los cultivos de sustancias estupefacientes son castigados por la justicia y que "no cesará" en su empeño en perseguir este tipo de delitos que buscan el "lucro inmediato, muchas veces a costa de la venta de sustancias a menores del municipio sin escrúpulo alguno".