Suspendidos a 260 metros de altura en un andamio que no para de balancearse dos limpiacristales temen por sus vidas en Oklahoma.

La plataforma en la que trabajan, fuera de control empieza a chocarse con la fachada de este rascacielos de 52 pisos con violentas sacudidas.

Uno de los trabajadores parece que se va a caer pero finalmente se termina sujetando del aparato. Se viven momentos de auténtico pánico y empiezan a caer pedazos de cristal, aluminio y otros materiales de la fachada del edificio.

Los bomberos mediante un complejo procedimiento consiguen estabilizar el andamio tras una hora de angustia y poco a poco consiguen rescatar a los trabajadores, que afortunadamente han salido ilesos del escalofriante incidente.