Desde el día 19 de septiembre de 2022 al 25 de diciembre, el volcán de La Palma marcó la vida de los palmeros y dejó un escenario en el que solo se buscaba resurgir de las cenizas. Precisamente, entre todas esas cenizas llega una imagen que invita a la esperanza, una imagen que empieza a recordar a cómo era el entorno de la isla antes de este fenómeno.

En la imagen, vemos pinos canarios con ese verdor tan característico que ya empieza a aparecer. Este verano, el turismo de volcanes ha crecido en nuestro país gracias a ese volcán de Cumbre Vieja. Para conocer los detalles acerca de la evolución de la icónica especie, en laSexta hemos hablado con Manuel Nogales Hidalgo, investigador y delegado del CSIC en Canarias, que reconoce estar "verdaderamente impresionado" con la evolución del entorno afectado tras el fin de la erupción del volcán.

Nogales explica que los pequeños brotes que se ven en los troncos de algunos pinos son las 'reservas' de los mismos, las conocidas como parénquimas axiales. Su crecimiento depende del sistema radicular del entorno, estimando -sin datos oficiales y cerrados aún- que pueda haber un 30% de esos pinos cuyos brotes "se vengan abajo" y sean reabsorbidos.

Además, el investigador afirma que algunas piñas que lograron sobrevivir a la lava "han liberado piñones" recientemente, los cuales se han visto sobre un suelo "completamente negro" por esa ceniza volcánica. La situación "más delicada" ahora mismo se encuentra en el primer kilómetro más cercano al cráter, donde los pinos ya no presentan un color caqui, sino ese característico color verdoso.

Sobre la fertilidad del suelo y su estado, Nogales afirma que "hay que esperar" para analizar los datos que siguen recabando, los cuales esperan compartir cuando se cumpla un año de la erupción. Sin embargo, cuenta que "todo lo que era inferior a un metro -de altitud- no existe". "Prácticamente solo quedaron los pinos a casi dos kilómetros a la redonda", confiesa. Además, no han podido llegar al "antiguo suelo" debido a la enorme cantidad de ceniza volcánica, cuya altura calculan que sea de un metro y medio aproximadamente.

Actualmente, desde el CSIC se están llevando a cabo numerosos seguimientos y censos, como de aves, invertebrados, lagartos y murciélagos, algo que "no se había hecho hasta ahora". El objetivo es, en definitiva, seguir observando qué deja una erupción que cambió La Palma y movilizó una investigación que sigue siendo fundamental casi un año después.