La conferencia episcopal polaca ha admitido en una rueda de prensa que durante los últimos 28 años, desde 1990 hasta 2018, han registrado 382 casos de abusos sexuales a menores por parte de miembros del clero.

Los datos, del Instituto de Estadística de la Iglesia Católica de Polonia y el Centro para la Protección de los Niños, revelan que de todas las denuncias interpuestas, 198 están relacionados con jóvenes de menos de 15 años.

El sexo de las víctimas es mayoritariamente masculino (58,4%) aunque también se han registrado abusos en niñas (41,6%).

Además, más del 94% de los casos han sido tramitados de acuerdo al proceso canónico, un 10,4% han sido absueltos y todavía queda un 25,4% por aclarar y juzgar.

"Este es para nosotros un tema especialmente doloroso, ya que afecta a personas consagradas que se dedicaron a servir a la Iglesia, a otros seres humanos, y que traicionaron la confianza que la sociedad y sus fieles tenían en ellas", ha dicho el arzobispo Marek Jedraszewski.

A esto ha añadido que, pese a que hay que luchar "contra el mal", hay que "mostrar misericordia con quienes cometan delitos si se arrepienten sinceramente".

Pese a la alarma social que el comunicado ha generado, apenas en un 25,2% de los casos se propuso la expulsión del sacerdote. En el 40% de las denuncias por abuso sexual se optó por medidas disciplinarias, como la suspensión o prohibición de trabajar con menores, y en el resto terapias psicológicas, penitencias o traslados.

El malestar entre parte de la sociedad ante esta situación llevó a que el pasado febrero se derribase una estatua de un sacerdote y activista anticomunista en Gdansk, Henryk Jankowski, acusado de haber abusado de varios menores durante su etapa como párroco en esa ciudad polaca.