El consumo "cada vez más acusado" de fármacos no sólo en España, sino en la mayoría de países occidentales ha provocado una reciente contaminación de las aguas superficiales, señala el director del instituto IMDEA-Agua, Eloy García.

Y es que nuestros cuerpos metabolizan sólo una parte de la mayoría de drogas que consumimos, mientras que el resto son expulsadas y, por tanto, van a parar a los desagües y a las aguas superficiales, según una publicación del Colegio de Medicina de Harvard, en EEUU.

García explica que "las depuradoras actuales fueron diseñadas para eliminar materia orgánica y patógenos" pero sostiene que éstas no están preparadas para eliminar sustancias de tan baja concentración, "sencillamente porque hace veinte años esta situación no sucedía".

La presencia de estos contaminantes en las aguas españolas es "del orden de una parte por billón o por trillón", es decir, "sería como buscar a siete personas en el conjunto de la población mundial", precisa García, por lo que considera que "a día de hoy, no supone un problema real".

Sin embargo, el catedrático de Ingeniería Química Arturo Romero opina que es algo "revelador", pues "nos indica la cantidad de ibuprofenos que consumimos como para que acaben en nuestros ríos".

Los españoles consumen cada vez más ibuprofenos con consecuencias que no solo se miden en riesgo para su salud, sino en un potencial daño para el medio ambiente porque podría afectar a los primeros peldaños de los ecosistemas marinos.

El Instituto de Estudios Ambientales y Recursos Naturales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria publicó en la revista 'Science of the total Environment' un estudio sobre la cantidad de medicamentos que pueden encontrarse en las aguas residuales de una depuradora de una población media, como la que atiende a Ingenio, Santa Lucía y Agüimes (130.000 habitantes).

Con mediciones quincenales durante seis meses, comprobaron que cada litro de aguas residuales que llega a esa depuradora contiene un promedio de 59,2 microgramos de fármacos o metabolitos de fármacos, entre los que se incluyen más de una veintena de compuestos utilizados con frecuencia, como varios antibióticos, antidepresivos, antiinflamatorios, medicamentos contra el colesterol o protectores estomacales, entre otros.

Si se tiene en cuenta que esta depuradora procesa a diario 18 millones de litros de aguas residuales, el cálculo revela que una población de ese tamaño vierte cada día por el inodoro algo más de un kilo de medicamentos y residuos de medicamentos, diluidos en la orina de quienes los ingirieron.

Pero la ingesta no es el único problema; expertos del Colegio de Medicina de Harvard aseguran que el desecho inadecuado de pastillas caducadas que se tiran por los retretes y lavabos en lugar de en puntos de recogida, contribuye también a esta "contaminación farmacéutica", además de algunos productos de aplicación cutánea.

Asimismo burlan las depuradoras otras drogas como la cocaína y la heroína, si bien los niveles de estas sustancias son "muy bajos", señala Arturo Romero.

Eloy García mantiene que, en cualquier caso, se trata de un asunto que "debemos tener controlado", ya que, si a largo plazo se siguen acumulando estos contaminantes, "pueden acabar afectando a la salud de los ríos y a sus ecosistemas", argumenta.