Su imagen impactó al mundo: Henry, de 42 años y padre de familia, fue uno de los tres polizonesque hace unos días llegaron a la costa de Las Palmas de Gran Canaria ocultos en el hueco de un timón. Jugándose la vida por escapar de la violencia de Nigeria.

Fue él quien en solitario suplicó a un pescador que le acercase al petrolero para poder esconderse en su interior. Dos chicos más le escucharon y pidieron unirse.

No sabía a dónde le llevaría el buque, solo quería huir de la espiral de violencia que vive su país. El recorrido duró 11 días. Iban 'equipados' con galletas, comida y algo de agua, pero al subir al barco el agua se les cayó al mar.

No es la primera vez que Henry se vivía esta situación. En enero ya había viajado así, pero al llegar a Noruega lo devolvieron. Su experiencia ayudó a mantener calmados a sus dos compañeros de travesía. Él, por ejemplo, ya sabía que no debían beber agua del mar, porque enfermarían.

El hueco del timón era tan precario que dormir supondría caer al agua sin remedio, así que los tres trataron de mantenerse despiertos.

Ahora, Henry solicitará protección internacional en España para no jugarse la vida por tercera vez.