Edificios sostenibles que consumen mucho menos que el resto. Se llaman edificaciones Passivhaus y el hotel más grande de este tipo del mundo se encuentra en San Sebastián.

Se trata del Hotel Arima, que consume un 75% menos que cualquier otro. Pero no es porque esté en medio del bosque de Miramón, sino por su arquitectura, gracias a la cual mantiene siempre la misma temperatura: usa la energía del aire exterior y no hace falta ventilar las habitaciones.

La propia tierra es la que calienta este hotel, mediante 28 tubos que llegan a 150 metros de profundidad, donde captan la energía, que transportan a unos bidones de agua a 65 y 45 grados. Luis Rey, director de ventas del hotel, explica que allí tienen "un tipo de huésped, cada vez más, que busca espacios sostenibles y que la huella de emisión de carbono que hace a lo largo de su estancia sea mínima".

Sin embargo, no es el único edificio con esta tecnología que apuesta por la sostenibilidad en Euskadi. En Vitoria, el año que viene se inaugurará el Edificio URA, el edificio Passivhaus de alquiler de apartamentos más grande de Europa. Este también utiliza la geotermia, pero añade placas fotovoltaicas y no hay aire acondicionado.

Agustín Orcasitas, director de relaciones de Kategora, indica que el edificio está "cerrado herméticamente", pero "el nivel de salubridad del aire del aire que se respira en el edificio es exactamente igual que el del exterior".

El 'triángulo Passivhouse' vasco se completa con Bilbao, donde se sitúa el rascacielos Passivhaus más alto del mundo, la Torre Bolueta. Al menos de momento, puesto que en Vancouver tendrá en 2022un rascacielos incluso más alto con este estándar.

Sin embargo, aunque en invierno apenas usan la calefacción, en verano los habitantes de la Torre Bolueta tienen que abrir las ventanas porque pasan mucho calor, según explican los vecinos. Se quejan de que la promotora mantiene una actitud pasiva al respecto, pero desde la empresa, dependiente del Gobierno Vasco, aseguran que se han resuelto el 99% de las incidencias.