Mariscos, pescados, carnes, verduras y hasta casquería se hierven, rápidamente, en ollas con varios tipos de caldo diferente, colocadas en el centro de la mesa, y cada comensal los cocina con sus propios palillos: es el 'hot pot' o fondue china, seña de identidad de la región de Sichuan.

Para Stephen Madronio, gerente del restaurante Xiaolongkan Hot Pot de Madrid, es su "cocido madrileño". Ellos ofrecen cuatro caldos, para que cada uno componga su olla como quiera: de picante, de setas, de tomate o de cordero. "Los dejamos macerando, a fuego lento, tres días, para que cojan bien el sabor de nuestras especies asiáticas", asegura este chef.

Una vez elegidos los caldos, hay que decantarse por los alimentos que queremos cocer y tienen de todo: por ejemplo, unos finos filetes de carne de 'wagyu' se cuecen en cuatro segundos, mientras que la pasta o las verduras están listos en unos cuatro minutos.

"Es una experiencia muy divertida, te lo haces tú mismo y puedes comerlo como quieras. Es una comida para compartir con amigos, familia, para hablar, para beber. Es pasárselo bien, a la vez que comes variado y sano", afirma Li Wan, propietaria del restaurante

La Olla de Sichuan, en Barcelona, ofrecen cinco tipos diferentes de caldo y, cuando pedimos una recomendación, nos dicen que el que más les gusta es "el de carne, con marisco, muy, muy picante". Stephen Madronio se queda con el de picante y setas.

¿Con qué bebida lo acompañamos? Aquí nos recomiendan bebida china de té, zumo de ciruela, cerveza china o vino blanco. Insisten en que, si nunca hemos tomado hot pot, lo probemos. En poco tiempo, cuentan, han pasado de tener una mayoría de comensales chinos a sentar en sus mesas a personas de otras muchas nacionalidades.