La Policía Nacional ha detenido a tres hombres por retener a otro, al que previamente habían robado, en un zulo en Villa de Vallecas durante 36 horas. La víctima, que había sido drogada, logró escapar haciendo un agujero y pidiendo ayuda en una gasolinera a unos cinco kilómetros de distancia.

"A punta de pistola y navaja me dijeron que estuviera tranquilo. Yo pensé que me iban a secuestrar, que me iban a hacer algo o que alguien les había mandado a matarme por algún motivo", ha explicado el hombre en una entrevista en Espejo Público.

Según ha informado la Jefatura Superior de Policía, los arrestados asaltaron a la víctima en un paso de cebra, cuando circulaba por su coche por el distrito, y le obligaron a conducir hasta una vivienda.

"Me hicieron bajar del coche, me metieron en una casa y, una vez allí, me introdujeron droga vía intravenosa que, según la analítica, era mefedrona y cocaína", ha relatado.

En un "estado en el que no podía valerse por sí mismo", le desnudaron y, "a empujones" le introdujeron en una especie de zulo de dimensiones muy reducidas y sin luz donde caía agua fría constantemente. "Yo salí en un estado de hipotermia", ha señalado.

Allí, le dejaron, también, con "las manos llenas de lesiones" causadas al defenderse del cuchillo que portaban los secuestradores.

No obstante, al día siguiente de ser retenido, el hombre logró salir haciendo un agujero. "En un momento dado encontré una pala, que estaba en el zulo, y me pasé toda la noche pidiendo auxilio y dando palazos a la puerta", ha contado.

Tras horas golpeándola, consiguió crear un agujero en el lateral derecho de la misma en el que cabían sus manos. "Gracias a ese agujero yo levanté la puerta y, con todas mis fuerzas, hice una ratonera por la que salir", ha relatado la víctima.

En la vivienda, que estaba "destrozada", había otra puerta "blindada" que logró atravesar golpeándola con la pala. Después, encontró un pijama rosa de mujer con el que se vistió para huir.

"Imperaba la ley del silencio, porque ya me habían oído perfectamente chillar pidiendo socorro", ha apuntado. En ese momento, salió corriendo de la casa hasta que llegó a una gasolinera, situada a unos cinco kilómetros de la vivienda, donde pidió ayuda.

El hombre se encuentra en tratamiento psiquiátrico y psicológico, con una baja por depresión y ansiedad, así como shock postraumático. "Imagínate. Voy mirando hacia atrás para ver quién viene", ha concluido.