Pedro Villarin tenía 65 años y padecía de un cáncer terminal de hígado. Su hija, Charlotte Villarin tenía planeada su boda para dos meses más tarde de cuando se celebró, pero la pareja decidió adelantar la fecha del enlace para cumplir el último deseo de su padre: llevarla al altar.
Pedro estaba en la camilla e ingresado en el hospital, pero la familia contrató una ambulancia y una enfermera privada para transportarle a la ceremonia que se celebraba en la ciudad de Las Pinas, en la Región Metropolitana de Manila.
Antes de tomar la decisión de que fuera en camilla, la familia intentó que fuera sobre una silla de ruedas. Sin embargo, su estado de salud se lo impidió. Por este motivo, tuvo que acompañar por el pasillo a su hija tumbado en una camilla mientras los familiares y amigos le ayudaban a empujarle mientras él agarraba la mano de su hija.
"Me dolió saber que nos dejaría, pero estaba feliz de que él estuviera allí. Estoy feliz de que pudiera verme casarme ", asegura Charlotte Villarin al Daily Mail. Un momento feliz y único para Pedro Villarín, quien lamentablemente falleció tres días después de la boda de su hija.