Uno de los exponentes de la fauna ibérica más amenazado vive un milagro. El lince ibérico, una especie que se daba casi por extinta –en 2002 se contabilizaban 94 ejemplares vivos-, ha sobrepasado el umbral de los 1.000 ejemplares vivos al registrarse un total de 1.111. En total, la población de este animal se ha multiplicado por 12 en menos de 20 años.

El documento 'Censo de lince ibérico 2020' refleja que en 2020 se clasificaron un total de 14 núcleos poblacionales de linces. 13 de ellos estaban ubicados en España y uno en Portugal. De los nacionales, cinco se encontraban en Andalucía, otros cinco en Extremadura y tres en Castilla La-Mancha.

En total, en la región andaluza se contabilizaron 506 ejemplares, lo que supone un 45,5% de la población total. En la autonomía manchega se han sumado 327, un 29,4% del total. Extremadura y Portugal son las regiones en las que menos presencia tienen estos animales, con 141 y 140 localizados, respectivamente (12,6% y 12,5%).

Las hembras reproductoras numeradas en España son 213 por las 26 que se han registrado en Portugal para sumar un total de 239 (un 21,51% del total de ejemplares). Más alto es el número de cachorros: 354 en España por los 60 de Portugal. En total, suman 414 (un 37,26% del absoluto).

El texto ha querido reflejar que la persecución humana, así como la escasez de conejos –su principal fuente de alimentación- han hecho peligrar la existencia de la especie. Desde el año 2002 se han puesto en marcha programas para favorecer su conservación, como el proyecto 'Life+IBERLINCE' impulsado en 2011 y dotado de 34 millones de euros. También es relevante 'Lynx Ex situ', una iniciativa consistente en criar animales fuera de su hábitat natural para "proporcionar un número suficiente de animales sanos para ayudar a restaurar la especie en la naturaleza".