Un empresario chino llegó a pagar 1,6 millones de euros por un mastín tibetano, una de las razas más fieles y con mayor sentido de la protección que existe.

Los dogos del Tíbet tienen una gran capacidad para adaptarse a condiciones climatológicas extremas y en zonas de gran altitud. Guardan, además, un estrecho parecido con un león: pesan entre 90 y 100 kilos, miden más de un metro de largo y tienen una gran cabellera.

El origen de este can se remonta a las montañas del Tíbet y las primeras referencias que existen sobre él datan del año 2.000 antes de cristo.