La terrible historia de Helen Rooney, la joven de 17 años comenzó cuando vio unas fotos de sus vacaciones en la que se notaba "un poco de barriga". Su madre Sharon dice que su hija decidió cambiar radicalmente sus hábitos alimenticios. La joven pasaba todos los días buscando información sobre anorexia en internet y cada vez comía menos.

"Era mi fantasía, pensaba que quería tener ese aspecto y no sería feliz hasta que lo consiguiera", asegura Helen en una entrevista recogida por 'The Mirror'. El problema de la joven fue agravándose rápidamente, hasta el punto que había días en los que sólo comía una manzana, lo que provocó que en siete días perdiera hasta cinco kilos de peso.

La enfermedad de la joven fue destapada por sus padres, tras ver que el estado anímico y el color de su piel de su hija iba empeorando cada vez más. Helen y Sharon, padre y madre de la joven, decidieron acudir a un médico para poner solución al trastorno alimenticio de Helen ya que "se negaba a comer nada".

Su madre, Sharon asegura que "fue horrible" e incluso la joven "estaba hablando de suicidio". Y es que el problema de Helen le estaba afectando principalmente a su estado anímico: "Se convirtió en una persona más agresiva y desagradable", explica su madre.

Finalmente, la joven aceptó recibir ayuda médica e ingresar en un centro para personas con trastornos alimenticios. "Si no nos hubiesen dado esa ayuda, yo no creo que Helen estuviera aquí ahora", asegura su madre, cuando recuerda el momento en el que su hija comenzó el tratamiento.

"En realidad, yo estaba delgada y desnutrida, pero pensaba que no estaba los suficientemente delgada para ser anoréxica", dice Helen Rooney. Por ello, el primer reto para los médicos fue que la joven entendiera su enfermedad. Una vez superado este paso, comenzaron a buscar la forma de afrontar el problema en su día a día.

Tras varios meses de tratamiento, Helen volvió a recuperar su vida, la joven se reincorporó al colegio donde sus excelentes notas fue otro incentivo para continuar adelante. "Realmente sabía que no iba a ser anoréxica para toda mi vida, que había una luz al final del túnel y que todo iba a salir bien. Sólo tenía que superarlo, pero no había botón de avance rápido".

Actualmente, la joven ya está completamente recuperada, ahora ha decidido contar su historia para que "la gente sea consciente de lo que he pasado". Helen dice que no le desea esta enfermedad ni a "su peor enemigo". Helen sigue teniendo un poco de obsesión, aunque no es grave porque ya come con normalidad, simplemente intenta cuidar su dieta.

Cuando analiza lo que ha pasado Helen dice que el principal problema eran las páginas de internet y que ahora, "los artículos me ponen enferma", cuenta que es "básicamente la exaltación de una enfermedad mental" y que ahora sabe que aunque hubiera llegado a ser así no habría sido feliz.