Hallan los primeros restos óseos durante el registro de una finca de la dehesa de la comarca de Badajoz. Se buscaban, desde primera hora de la tarde y en presencia del detenido y autor confeso del crimen, los restos de Manuela Chavero. Acaba así una búsqueda que arrancaba en 2016, cuando Manuela salió de su casa sin dejar rastro. El detenido había indicado a los agentes el lugar donde enterró el cuerpo.

Fue este jueves, a las 21:00 horas, cuando la Guardia Civil de Badajoz detuvo a un hombre de 28 años como sospechoso de la desaparición de Manuela Chavero. Tras su detención, el detenido confesó los hechos y aseguró que trasladó a Chavero hasta una finca a tres kilómetros del domicilio de Monesterio, donde habría acabado con su vida.

Se trata de un vecino de toda la vida de Monesterio que vive en la misma calle de la joven, a 40 metros de su domicilio, y que la familia conoce perfectamente. Los investigadores lo tenían en el punto de mira por los numerosos indicios que se acumulaban contra él.

En conversación con laSexta, los familiares explican que siempre habían tenido claro que el asesino estaba en el pueblo, en Monesterio, y que están viviendo momentos de gran angustia y nerviosismo. La hermana de Chavero, Emilia, ha asegurado en declaraciones a la Cope que sospechaban de "este individuo desde el primer momento": "Era uno de mis principales sospechosos. Una persona violenta que estaba obsesionado con mi hermana".

"Jugaba al despiste, intentaba desviar lo que había sucedido hacia otras personas. Incluso hablé con él al mes de pasar lo de mi hermana, por eso no me miraba a los ojos... ¡madre mía! Ha dejado a toda una familia destrozada y a dos niños sin su madre", ha explicado.

Más de cuatro años de búsqueda

Manuela Chavero desapareció en Monesterio (Badajoz) el día 5 de julio de 2016 en su domicilio de forma extraña. Su casa estaba abierta, la luz de la cocina encendida, la televisión puesta y el móvil y la cartera sobre la mesa; supuestamente estaba sola y tenía una reunión pendiente con una amiga.

Chavero tenía 42 años cuando desapareció, estaba divorciada y con dos hijos, y hacía tiempo mantenía una relación con un joven, la última persona con la que se intercambió varios mensajes. Su desaparición, sin signos de violencia, movilizó a todo el municipio para la búsqueda. Rastrearon varias zonas cercanas a su domicilio con un único objetivo: encontrar a Manuela.

Los investigadores han estudiado en estos cuatro años a más de 100 sospechosos y varios vehículos. El primero de ellos fue un joven de 21 años con quien compartió sus últimos mensajes de móvil y que ya fue descartado de la investigación. Además, se han realizado numerosas batidas de voluntarios que no llevaron a ninguna pista.