El joven Usama escapó por los pelos del secuestro de sus compañeros en su escuela de Nigeria. Un total de 333 alumnos, menores de edad, permanecen desaparecidos desde hace tres días después de que un grupo armado irrumpiese en el centro escolar armado.

Él puede contar lo sucedido. "Iba a dormirme cuando empezaron a oírse disparos", relata. Asustado, saltó la valla del colegio y vio soldados. Se acercó a ellos pensando que estaba a salvo, pero en realidad, estaba metiéndose en la boca del lobo.

"Pensaba que eran soldados que venían a protegernos. Desafortunadamente no eran soldados. Sacaron un cuchillo para matarme pero escapé a toda velocidad", cuenta Usama.

839 alumnos de entre 12 y 16 años se encontraban en el interior de la escuela. Todos escucharon la misma amenaza por parte del grupo armado, que decía que matarían a todo el que huyese. Pero Usama logró llegar hasta un bosque y allí ha pasado dos días escondido.

Sin embargo, 333 estudiantes siguen en paradero desconocido. Sus padres están desesperados y todos los centros educativos de Kankara y su estado permanecen cerrados por precaución.

Se desconoce todavía si los responsables del secuestro forman parte de los yihadistas Boko Haram o se trata de criminales, especializados en raptos para cobrar rescates. El ejército sigue inmerso en una operación contra ellos.

Mientras tratan de liberar a los niños, crece la campaña en redes sociales con la etiqueta '#BringBackOurBoys' (Devolved a nuestros chicos, en español), con la esperanza de que, al igual que ocurrió con las niñas de Chibok en 2014, la mayoría de los desaparecidos pueda volver a casa.