"Algún día tenía que ser. Ella llevaba muchos días pidiéndomelo. Estaba agotada". Así ha explicado Ángel Hernández, en libertad y sin medidas cautelares tras ser detenido, por qué ayudó a su mujer, que padecía esclerosis múltiple desde hacía 30 años, a suicidarse.

Lo ha relatado en Al Rojo Vivo, donde también ha contado cómo ha llevado su entrada en prisión tras llamar a la Policía, instantes después de la muerte de su mujer. Ha afirmado que ahora está "tranquilo" porque llevaba "48 horas sin dormir", si bien "ha sido bastante fuerte" porque estuvo "horas y horas" sin poder "realizar el duelo a su mujer".

"Antes de hacer lo que hicimos sabía lo que iba a ocurrir", ha contado Ángel, que ha detallado que su mujer "era secretaria judicial" y sabía lo que le "podía ocurrir, y tenía pánico". Aunque él ha afirmado que "no" tiene miedo a entrar en prisión, prosigue, fue grabando todo el proceso: "Para que quedara constancia de que me lo pedía ella. Ella quería morir desde hacía muchísimo tiempo".

Preguntado sobre por qué eligió dicho día para ayudar a su mujer a suicidarse, Ángel ha señalado que "algún día tenía que ser". En este sentido, ha precisado: Ella llevaba muchos días pidiéndomelo. Estaba agotada, las pautas de morfina ya no le servían. Yo también estaba muy dolorido porque era una situación realmente peliaguda".

Ángel Hernández ha destacado que ella podría haberse suicidado por su propia cuenta "hace varios años, cuando decidió conseguir a través de Internet el medicamento. Le funcionaban aún las manos", si bien él se tuvo que operar de una hernia discal, y eso "complicó" la situación: "Ella decidió esperar a que yo estuviera bien".

Ángel Hernández ha reconocido estar "muy afectado" por el fallecimiento de su mujer, pero "también contento", "alegre" o, al menos, "satisfecho por lo que ha sucedido", porque ella ha dejado de sufrir". Finalmente, ha querido mandar un mensaje a todas aquellas personas que dudan de la aplicación de la eutanasia: "Que se pongan las pilas para que la aprueben".