La Guardia Civil ha evitado desde Torrevieja, en Alicante, un delito de extorsión que se pretendía llevar a cabo en Brasil de forma virtual para reclamar un rescate a la amiga de un hombre de 60 años de Guardamar de Segura, que fue quien denunció los hechos.

Según ha informado la Comandancia de Alicante, este hombre avisó a la Guardia Civil al creer que una amiga de 72 años residente en Brasil, con la que mantenía en ese momento una videollamada, estaba sufriendo un secuestro.

Mientras se comunicaba con ella, la mujer aseguró haber recibido una llamada en su teléfono móvil en la que unos desconocidos le comunicaban que tenían secuestrada a su hija, a su yerno y a sus tres nietas, también residentes en Brasil, pidiendo un rescate de 7.000 reales, unos 2.000 euros.

Los supuestos secuestradores obligaron a la mujer a permanecer al teléfono un total de once horas, consiguiendo sonsacarle datos bancarios, bajo la amenaza de hacer daño a su familia. Le aseguraron que tenían monitorizados todos los teléfonos y dispositivos de su vivienda, para evitar que avisara a la policía.

Durante esas horas, los supuestos captores, trataron de evitar cualquier tipo de reacción por parte de la víctima, no dejándole pensar ni actuar, manteniendo constantemente una conversación telefónica con ella, en la que llegaron a turnarse varios individuos, haciéndose pasar, uno de ellos, por un familiar, lo que aumentó el nerviosismo y el estado de bloqueo mental de la víctima.

El amigo de ésta, que escuchó toda la conversación desde la recepción de la llamada, al principio intervino, intentando mediar, pero inmediatamente los secuestradores le dijeron a la mujer que cortase la comunicación con él. Pero no fue así; en lugar de eso, ella apagó el sonido de la videollamada, manteniéndole en línea. Fue en ese momento, en el que el vecino Guardamar alertó a la Guardia Civil, rogándoles que fueran a su casa para que presenciaran lo que estaba ocurriendo a miles de kilómetros.

Los agentes de Policía Judicial de la Guardia Civil de Torrevieja se desplazaron al domicilio del hombre e idearon un plan para comunicarse con la víctima mediante notas escritas, a la vez que ella seguía en contacto telefónico con los captores.

A través de estos rótulos, se iban obteniendo más datos sobre la víctima y sobre las peticiones de los secuestradores. Mientras tanto, los agentes solicitaron el apoyo de un oficial de enlace, un Comandante de la Guardia Civil, destinado actualmente en la Embajada de España en aquel país, como agregado en la Consejería del Ministerio del Interior, que hizo de mediador entre las autoridades policiales brasileñas y las españolas.

Como resultado de esta coordinación, se logró identificar plenamente tanto a la víctima de la extorsión como a los supuestos familiares secuestrados, localizándoles en esas 11 horas y comprobando, 'in situ', que todos ellos se encontraban perfectamente.

Así se descubrió, por tanto, que todo había sido una extorsión llevada a cabo por el procedimiento conocido como 'secuestro virtual'. La investigación continuará a manos de las autoridades policiales brasileñas.

Al parecer, este procedimiento es habitual en aquel país y los secuestradores parecían tener bastante experiencia en la materia, ya que solicitaron cantidades que oscilaban entre los 5.000 y los 7.000 reales, siendo siempre, todas ellas, inferiores a 10.000 reales (unos 2.800 euros), una cifra a partir de la cual se activa una alerta, según precisaron fuentes policiales brasileñas.